En la historia de la humanidad han existido muchas transacciones curiosas. En 1624 los holandeses compraron por 24 dólares la isla de Manhattan a los nativos americanos. Nada podía presagiar en ese momento en qué se convertiría aquella pequeña isla y el resto de Nueva York.
Al cambio actual, Alaska costaría ahora unos 90 millones de dólares
Una situación similar sucedió con la venta de Alaska por parte de Rusia a Estados Unidos. El proceso tuvo lugar en 1867 cuando el zar Alejandro II quería deshacerse de un terreno baldío y alejado que no le traía más que problemas.
Tras una ardua defensa de la adquisición en el Congreso norteamericano por parte del Secretario de Estado William Henry Seward, la cámara aprobó por un solo voto de diferencia la compra por 7,2 millones de dólares (algo más de 90 millones actuales) del que se convertiría en el cuadragésimo noveno estado del país.
Cheque de la compra de Alaska.
Fuente: Wikimedia Commons.
A Seward no tardaron en llegarle las críticas por la compra, ya que gran parte de la población no entendía por qué se pagaba por un terreno no fronterizo y con pocas posibilidades de desarrollo.
Unos años después se descubrieron varias reservas de oro, con las que llegaron las primeras poblaciones y se acallaron las críticas. Sin embargo, el mayor descubrimiento estaba aún por llegar: en Alaska había petróleo.
Oleoducto situado en Alaska.
Alaska tiene más de 10.000 millones de barriles de Brent
La aparición de petróleo fue un golpe de suerte que convirtió una región poco productiva en una joya por explotar. Aunque es difícil cuantificar cuánto petróleo hay en Alaska, se estima que la cifra puede rondar los 10.000 millones de barriles de Brent (un barril de Brent equivale a 159 litros).
La cifra, que pude parecer pequeña en relación al crudo que hay bajo la tierra (se estima en 1,59 billones de barriles de Brent), supone, sin embargo, un espaldarazo a la independencia energética estadounidense frente a otros países con más petróleo (Arabia Saudí tiene más de 250.000 millones de barriles).
En el mundo se consumen 13.500 millones de litros de petróleo diarios
Según la Agencia Internacional de la Energía el consumo mundial diario es de 85,9 millones de barriles al día por lo que, de seguir con el ritmo actual, las reservas petroleras alcanzarían hasta el año 2050.
Bien sea a mediados de siglo, bien unos años antes, parece que el petróleo tiene fecha de caducidad. Por ello existen varias alternativas, además de numerosos proyectos encargados de desarrollar otras fuentes de energía que puedan sustituirla. ¿Cómo crees que viviremos en el futuro sin petróleo?
Fuentes de referencia
Asinorum (2008) “La compra de Alaska”.
BBC (2005) “Petróleo de Alaska seguirá bajo tierra”.
Martínez, F. (2007) “¿Cuánto petróleo queda en el mundo?”, Cinco Días.