¿Sabes cómo eran los rostros de Tutankamón, Simón Bolívar o Ricardo III? ¿Y la de los primeros primates? Gracias a las reconstrucciones faciales podemos hacernos una idea aproximada de la cara que tenían nuestros antepasados. ¿Quieres saber cómo se hace?
Antes de morir, los faraones encargaban construir majestuosas pirámides en donde reposarían sus restos después de morir. Algunos emperadores elegían mausoleos. Otros, catedrales. Ahora un equipo de arqueólogos ha encontrado los restos del rey inglés Ricardo III bajo un aparcamiento en Leicester, Reino Unido.
¿Quién era Ricardo III?
Ricardo III reinó en Inglaterra entre 1483 y 1485, cuando murió en el campo de batalla a manos de Enrique Tudor, que se coronaría como Enrique VII. Tras exponer su cadáver al pueblo, el rey fue enterrado en la iglesia de Greyfriars. En el siglo XVI el edificio religioso se demolió y, desde entonces hasta hace unos días, la pista de Ricardo se había perdido.
Retrato de Ricardo III
¿Dónde estaban los restos de Ricardo III?
Küpfer y Friedrich Bessel-Hagen recrearon la cara del filósofo Immanuel Kant a finales el siglo XIX
Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Leicester ha conseguido encontrar los restos del monarca. En un primer momento no se sabía dónde estaba enterrado. Estudiando unos documentos antiguos se descubrió el lugar: una iglesia que ya no existía. La situación geográfica del templo era difícil de precisar. Fue necesario revisar una gran cantidad de mapas viejos hasta que, uno fechado en 1741, posicionaba con certeza Greyfriars. Poco después de comenzar a escavar encontraron los restos de un esqueleto humano.
En el post “Arqueología o la ciencia que determina el valor de los objetos” os contamos la función de la prueba del Carbono 14 para comprobar la fecha de la que datan los restos arqueológicos. El esqueleto del parking era de entre los años 1455 y 1540, por lo que la fecha concordaba con el fallecimiento de Ricardo III en la batalla de Bosworth. Los investigadores encontraron a un descendiente directo de la hermana del monarca, un ciudadano canadiense afincado en Reino Unido. Las pruebas de ADN coincidieron; se habían encontrado los restos de Ricardo III.
Historia de las reconstrucciones faciales antropológicas
A finales del siglo XIX nació la reconstrucción facial, una nueva rama de la antropología, cuando Küpfer y Friedrich Bessel-Hagen recrearon la cara del filósofo Immanuel Kant. A partir de un cráneo se podía figurar un rostro. Esta disciplina comenzó por la simple curiosidad de poner cara a los fallecidos. En sus comienzos tenía poca rigurosidad científica y gran parte se dejaba a la invención del artista. Actualmente, y a pesar de los avances una reconstrucción, es difícil determinar la nariz, las orejas, los labios y los ojos a partir de la morfología de la calavera.
¿Cuál es el proceso para realizar una reconstrucción facial a raíz de un hallazgo antropológico?
Para proceder a la reconstrucción facial es necesario partir de un cráneo. Este se puede obtener de forma digital, a partir de un escáner hallando los puntos claves que determinan la geometría encefálica, o realizando una réplica de escayola o resina a partir de un molde de silicona.
Tras tener formado el cráneo se marcan varios puntos craneométricos, generalmente 10 frontales y 11 bilaterales, para un total de 32. Sobre ellos se inserta porciones tubulares calibradas que simulan la profundidad del tejido blando a partir de unos parámetros que tienen en cuenta la edad, el sexo y la complexión física. Tras esto se incorporan capas de arcilla que dan forma a la cara. Después se retoca, se colocan las orejas y se pule.
La reconstrucción facial es una disciplina que se desarrolla en varios campos. En el ámbito de la cultura resulta muy útil para descubrir cómo eran nuestros antepasados más importantes o para conocer visualmente la evolución de la especie humana. Gracias a ella podemos ponerle cara a unos nombres sin rostro.
Fuentes de referencia
BBC (2013) “Richard III: Facial reconstruction shows king’s features”.
Durán, I. (2012) “Simón Bolívar, su rostro y su legado compiten en importancia”. El País.
El País (2012) “Restos humanos, pero ¿de Ricardo III?”.
Fresneda, C. (2013) “El esqueleto de Ricardo III emerge en un aparcamiento”. El Mundo.
Koch, T. (2013) “Fin de la caza al esqueleto de Ricardo III”. El País.