El secreto de la Cola Cola: ¿qué hubiera pasado si se hubiera valorado su patente con la metodología actual?
La historia de la Coca Cola está salpicada por multitud de misterios que alimentan su atractivo a lo ancho y largo del mundo. Su fórmula secreta, el valor de su marca, el secreto industrial que reina sobre sus orígenes…
Y hablando de sus orígenes; ¿son ciertos los rumores que apuntan a que la receta original procede de un pueblo valenciano? Efectivamente, el origen español de la Coca Cola, al igual que la composición de su misteriosa receta, es desconocido para la gran mayoría de sus consumidores. La historia oficial afirma que su origen se situaría en Atlanta (EEUU) en 1886. Sin embargo, estamos seguros de que muchos se sorprenderían si supieran que, 6 años antes, la que hoy es considerada bebida más famosa del mundo ya había sido ideada en una pequeña localidad valenciana: Aielo de Malferit. En este artículo echamos un vistazo a la historia secreta de la Coca Cola y nos hacemos una pregunta: ¿cuánto habría valido la patente de haberse hecho una valoración con los medios actuales?
Historia de la Coca Cola: un comienzo de éxito
Seguramente te hayan contado que la Coca-Cola fue creada en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, en 1886 por el farmacéutico John Pemberton, pero quizás eso no sea la historia completa. La historia de la Coca Cola, o mejor dicho, de su receta original, data de finales del siglo XIX, cuando la Fábrica de licores J.J. Mompó de Aielo de Malferit -todavía activa- comenzó a comercializar un jarabe -el cual tenía en origen objetivos medicinales- que incorporaba nuez de cola y hojas de coca peruana. Esta destilería de Aielo fue fundada en 1880 por Bautista Aparici, Ricardo Sanz y Enrique Ortiz, quienes crearían esta esta receta, comercializada como Nuez de Cola Coca. Debido al enorme éxito de esta receta y de otras varias que todavía hoy son populares en bodas y eventos especiales de la zona, la fábrica logró hacerse suministradora de la Casa Real al tiempo que recibía numerosos premios, medallas y diplomas a la innovación que hoy se pueden ver colgadas en las paredes de sus instalaciones.
El enorme éxito de la Nuez de Cola Coca animó a sus inventores a participar en numerosos concursos y festivales internacionales, como la Exposición Internacional de París de 1889. Uno de aquellos festivales tuvo lugar en Filadelfia en 1885, un año antes de que el farmacéutico John S. Pembertonse comenzara a comercializar, en Atlanta, una bebida muy similar denominada Wine Coca (vino de coca) -aunque finalmente pasaría a llamarse Coca Cola a propuesta de su contable). A partir de entonces, con la fundación en 1891 de The Coca Cola Company y su comercialización a gran escala estallaría el fenómeno Coca Cola en Estados Unidos y en el resto del mundo con la historia que todos conocemos, incluyendo la patente de su conocida «botella contour» o botella contorneada.
En las décadas siguientes, mientras en España la fábrica de Licores de Aielo cambiaba de dueños y sorteaba dificultades, Guerra Civil incluida, la Coca Cola despegaba en Estados Unidos y se lanzaba a la conquista de los mercados internacionales.
¿Y la patente? ¿Qué habría pasado si se hubiera valorado hoy la receta original?
El asunto de la patente de la Coca Cola es clave en la historia del refresco. Y es que años después de la Guerra Civil española, el parecido de la Nuez de Cola Coca con la americana Coca Cola motivó que en 1953, cuando la multinacional aterrizó en España, se viera obligada a comprar la patente del producto a los propietarios de la licorería valenciana. La razón fue que el parecido entre ambas bebidas, comenzando por sus ingredientes, impedía a la multinacional americana aterrizar en el mercado español en plena expansión internacional.
De todos modos, hoy no cabe duda de que la operación les salió redonda, visto el éxito de la bebida en España. Pero cabría preguntarse qué habría pasado si los creadores originales de Aielo de Malferit hubieran registrado a tiempo su producto -hoy en día el sentido común invita a hacerlo lo antes posible, pero a principios del S.XX no era así- o, al menos, hubieran realizado una valoración con los medios actuales de las posibilidades de su producto cuando vendieron la patente a la multinacional norteamericana.
No en vano, hoy en día la valoración de patentes y de otros activos intangibles constituye una parte importante del mercado de la valoración financiera. Conocer el valor real de los activos intangibles que forman parte de un negocio es un paso imprescindible en un mundo tan competitivo como el actual. Más aún en operaciones relacionadas con el sector de la tecnología, en las que el valor de las patentes involucradas condiciona las condiciones de transacción de las mismas.
Lejos quedan los tiempos en que la valoración era una actividad circunscrita al ámbito inmobiliario; hoy todo el mundo sabe que cualquier activo, sea de la naturaleza que sea, puede ser valorado, peritado y catalogado. También, y con especial motivo, los activos intangibles. No hay duda de que estamos ante una clara tendencia expansiva de la valoración hacia todos los ámbitos económicos y financieros, lo que repercute asimismo en la variedad de técnicas de valoración empleadas.
Todo ello explica las frecuentes batallas que hoy en día libran conocidas multinacionales por hacerse con la propiedad de patentes necesarias para sacar adelante productos que utilizamos cotidianamente y que ostentan un gran valor potencial para el futuro. En la capacidad para hallar el valor real está la clave; nunca se sabe cuándo podemos estar ante un nuevo caso como el del invento de la Coca Cola.