Echamos un momento la vista atrás, al mes de junio de 2020. Con la llegada de la desescalada tras un periodo de casi paralización del cierre de operaciones inmobiliarias, la demanda embalsada salió al mercado espoleada en muchos casos por la sensación de que la vivienda en la que residían no satisfacía sus necesidades de espacio, luz, etc… Esta reactivación, que algunos llamaron ‘efecto champán’, se tradujo, entre otras cosas, en un incremento de las compras de vivienda unifamiliar superior a la de pisos y apartamentos, según reflejan los datos de Tinsa de tasaciones de vivienda para garantía hipotecaria.
En ese mes de junio, se incrementaron en más de un 120% respecto al mes precedente las tasaciones de todas las tipologías (plurifamiliar, unifamiliar aislada y unifamiliar adosada), pero mientras que el volumen de tasaciones de la vivienda plurifamiliar seguía siendo, pese a esta reactivación, un 25% inferior a la de junio de 2019, las valoraciones de unifamiliares adosados fueron un 3,7% superiores a las de junio de 2019 y las unifamiliares aisladas (chalets o villas) se quedaban solo un 1,3% por debajo de las cifras de un año antes. Es decir, la demanda reactivada comenzó a mirar con buenos ojos los espacios abiertos, jardines y terrazas que encarnaba la vivienda unifamiliar.
En el conjunto del primer semestre del año pasado, las tipologías unifamiliares despuntaron claramente con un crecimiento mensual promedio de tasaciones del 16 %, frente al 11% de las plurifamiliares. Esta tendencia se mantuvo en el segundo semestre de 2020. Frente a una caída media del 1,9% en el volumen de tasaciones de pisos entre julio y diciembre, las de adosados cayeron solo un 0,7%, mientras que las de unifamiliar aisladas se incrementaron un 1,3%.
Dado que las viviendas plurifamiliares representan el grueso del parque en nuestro país, el tirón que experimentó la tipología unifamiliar en 2020 invita a pensar que la demanda que en primer lugar pudo o quiso reactivarse durante el año pasado se correspondió con un poder adquisitivo elevado, que es el que tradicionalmente puede permitirse este tipo de inmuebles, con precios finales más elevados.
¿Y qué nos dicen los datos más recientes? Pues que el protagonismo de la vivienda unifamiliar se ha moderado. En el primer semestre de 2021 las viviendas plurifamiliares han experimentado un fuerte impulso superando los volúmenes precedentes. Así, observamos que las tasaciones de Tinsa de pisos y apartamentos han registrado un crecimiento mensual promedio del 9,6% en el primer semestre, frente al crecimiento medio mensual del 4,5% que han experimentado la unifamiliar aislada y la adosada entre enero y julio de este año.
En un contexto de regreso general del optimismo por el avance de la vacunación y la reactivación económica en sectores como hostelería y turismo, la demanda de compra se ha extendido entre más estratos de la población, donde la tipología plurifamiliar es la opción mayoritaria. El crecimiento mensual medio de las tasaciones de unifamiliares ha pasado de un 16% en el primer semestre de 2020 a un 4,5% entre enero y junio de 2021. Los pisos y apartamentos, por su parte, comenzaron este año con fuerza y han recuperado volúmenes anteriores a la pandemia.
Escucha a continuación la intervención completa de Susana de la Riva en el programa Inversión Inmobiliaria de Capital Radio.